

La extrema derecha lidera la primera vuelta de las presidenciales en Ucrania
El candidato cambió, pero la ultraderecha sigue a la cabeza en Rumania: cinco meses después de la sorpresiva anulación de la primera vuelta de las presidenciales, una nueva votación el domingo confirmó el giro nacionalista.
Los nuevos comicios pueden augurar un cambio en la política exterior de este país de la Unión Europea de 19 millones de habitantes, que se ha convertido en un pilar clave de la OTAN desde la invasión de Rusia a Ucrania hace tres años.
Con el escrutinio casi finalizado, el líder del partido nacionalista AUR, George Simion, un euroescéptico admirador de Donald Trump, obtuvo el 40,5% de los votos.
Su rival en la segunda vuelta el 18 de mayo será el alcalde centrista de Bucarest, Nicusor Dan (20,9%), quien superó por poco al candidato de la coalición gobernante, Crin Antonescu (20,3%).
"Juntos hemos escrito hoy una página de la historia", dijo Simion en un mensaje en video difundido en la sede de su partido, donde sus simpatizantes coreaban "Fuera los ladrones, que vivan los patriotas".
Simion enfrenta la ardua tarea de convertir su ventaja en una victoria, señaló a la AFP el profesor de ciencias políticas Sergiu Miscoiu, quien vaticinó una competencia reñida.
Otros expertos, sin embargo, han señalado divisiones en el campo proeuropeo, después de una campaña marcada por acusaciones virulentas y golpes bajos.
En total, 11 aspirantes competían por la presidencia, un cargo esencialmente protocolario pero influyente en política exterior.
- "Presidente MAGA" -
La victoria, en noviembre, de Calin Georgescu, un exfuncionario a quien sus detractores acusaban de ser favorable al Kremlin, despertó preocupación en Europa occidental y sumió a Rumania en una crisis política.
La Corte Constitucional invalidó aquella primera vuelta y excluyó al sexagenario de estos comicios, tras una campaña masiva en la plataforma TikTok empañada por sospechas de interferencia rusa.
Fue reemplazado entonces por Simion, de 38 años, que había quedado cuarto en noviembre. Ambos aparecieron juntos el domingo en un colegio electoral de Mogosoaia, cerca de Bucarest.
Muchos esperan, como Robert Teodoroiu, un conductor de 37 años, que su voto sirva para algo esta vez. "Vuelvo a probar suerte", declaró a la AFP en una calle de la capital.
Simion, que afirma ser "más moderado" que Georgescu, comparte su animadversión hacia lo que llama "burócratas no electos de Bruselas", a los que acusa de inmiscuirse en las elecciones rumanas.
Ha denunciado a Rusia, pero se opone a enviar ayuda militar a Ucrania, país con el que Rumania comparte frontera, y quiere reducir la ayuda a los refugiados ucranianos.
Entusiasta seguidor de Trump, Simion a menudo aparece con una gorra con el famoso eslogan del presidente estadounidense, "Make America Great Again" (Haz a Estados Unidos grande otra vez), y espera ser el "presidente MAGA" de Rumania.
Stela Ivan, residente en el pequeño pueblo de Alexandria, al sur de Bucarest, apreció este discurso.
Después de décadas de dominio de los mismos partidos desde el fin del comunismo, esta mujer de 67 años espera "de todo corazón" que un presidente de extrema derecha traiga un cambio a Rumania.
- Una elección seguida muy de cerca -
La inflación, muy alta en Rumania, también está en boca de todos.
Silvia Tomescu, una enfermera de 52 años, dijo que aspira a "una vida mejor y salarios más altos".
Ante ese descontento generalizado, el alcalde de Bucarest se mostró como un activista contra la corrupción, con el eslogan "Una Rumania honesta".
Más atrás (13,2%), el ex primer ministro socialdemócrata Victor Ponta no convenció a los votantes a pesar de un discurso con tonos trumpistas.
El domingo, Simion prometió que, si alcanza la presidencia, llevará "a Calin Georgescu al poder", ya sea mediante "un referéndum, elecciones anticipadas o la formación de una coalición en el Parlamento que lo nombraría primer ministro".
La votación fue seguida muy de cerca después de la sorpresiva anulación de la primera vuelta el año pasado.
Miles de personas protestaron en los últimos meses para denunciar un "golpe de Estado". Incluso el vicepresidente estadounidense, JD Vance, criticó la anulación y urgió a escuchar "la voz del pueblo".
Las autoridades, que reforzaron las medidas de prevención, aseguran haber "aprendido las lecciones" de lo ocurrido.
Mientras que la extrema derecha mencionó "múltiples signos de fraude", el gobierno señaló campañas de desinformación, viéndolas como "nuevos intentos de manipulación e injerencia llevadas a cabo por actores estatales", sin citar específicamente a Rusia.
K.Cairstiona--NG